Descripción
Corría el año de 1605 cuando, salido de las prensas de la imprenta real madrileña, veía la luz el Officium defunctorum, sex vocibus. In obitu et obsequiis Sacrae Imperatricis. Su autor, el capellán de la propia emperatriz dedicataria, Tomás Luis de Victoria, había compuesto ésta su última obra para su protectora, la emperatriz María, fallecida dos años antes, el 26 de febrero del 1603. El Officium defunctorum de Tomás Luis de Victoria es considerado por muchos una de las obras cumbre del Renacimiento europeo y la encarnación más pura del misticismo musical español. En la versión de concierto el programa se completa con lecturas de los responsorios de compositores coetáneos (Morales, Lobo, Rogier, Guerrero), práctica por otra parte habitual en las exequias reales. Esta obra todavía sorprende por la expresividad y sobriedad extremas.